lunes, 12 de enero de 2009

El Angel de piedra





En una plaza privada, escondida entre casas antiguas en medio del corazón de París, a la que se accede por dos cancelas enormes de hierro labrado hay una estatua compuesta de tres figuras aladas, dos con cuerpo de hombre y una con cuerpo de mujer.
La mujer ángel sostiene en sus brazos a uno de los ángeles, está tendido en el suelo, herido, su cara refleja dolor y las lágrimas corren por sus mejillas mientras ella lo acuna contra su cuerpo; la tercera figura le está dando la espalda a las otras dos con la cabeza girada en su dirección como echando un último vistazo mientras se aleja con las manos manchadas de sangre.

Es una imagen cautivadora, y sólo con verla a través de la cancela se siente un escalofrío que recorre la espalda. Todo aquel que la ha visto se ha sentido cautivado por esas estatuas aladas y la historia que muestran.

1 comentario:

Iomar Allamande dijo...

Es curioso como la historia familiar se encuentra reflejada en la piedra, y más aun, en una pequeña plaza en una callejuela de París.