viernes, 17 de octubre de 2008

Camino a los Hielos II

El frío era intenso, la helada brisa marina nos azotaba en la cara cada vez que subíamos a cubierta, creo que este fue uno de los peores viajes en barco de mi vida, el mar parecía estar furioso.
Conseguimos embarcar en el último barco hacia el Norte gracias a Ansón; después de días de recorrer solos los caminos, teniendo que dejar la caravana a toda prisa despues del ataque que sufrimos en la noche... así que aqui estamos con lo poco que pudimos cargar, aún no se cómo es capaz de sacar provecho de las situaciones más desesperadas... por ejemplo, el tuvo que dejar atrás sus mercancías, telas, joyas y demás y aún así por el camino ha conseguido lo suficiente como para pagar nuestros pasajes en el barco y procurarnos ropa de abrigo; cada día me asombra más la facilidad de palabra que tiene, aunque supongo que eso tiene que ser algo inherente a un mercader.

El asalto que sufrió la caravana supongo que era de una banda de ladrones de lo más corriente pero organizados... al final creo que fui yo la que se tuvo de que descubrirse como maga para poder escapar, me vi forzada a quemar sus virotes de flecha para que no pudieran matar a más gente y poder darle la oportunidad de huir a la mayor parte de la caravana, creo que funcionó; y ahora ya estoy en la que creo que es la parte más al norte de este lugar...

Después de caminar durante unos días y casi morirnos de hambre y frío conseguimos llegar a un valle entre las montañas heladas donde hay un gran lago helado y un árbol que de lo helado que está parece de cristal.

Es raro sentirme en paz en este lugar, en un paisaje tan desolado, pero he de reconocer que en cierto modo me reconforta mirar las heladas aguas del Lago, he intentado adivinar que se esconde debajo de la capa de hielo que las cubre, usando un poco la imaginación... ¿Por qué no podría haber un palacio de cristal ahí de bajo del lago helado?

Después de dos días aquí he tenido la visión o el mensaje que venía a buscar... lo primero que es inquietante... la Pantera, pero no como suelo verla, esta vez tenía algo distinto... encima de ella pero como si de algún modo fuera parte de ella una sombra que poco a poco se hacía más nítida de una gran araña... negra como el más profundo abismo... creo que eso puede que justifique algunos sueños y sensaciones que tengo... hay algo en mí diferente, y tengo que averiguar el qué y porqué.
La segunda cosa que vine a buscar aquí fue una pista sobre mis verdaderos padres... Halconero me aseguró que en este lugar hallaría alguna pista, y sólo veo una isla entre brumas, pero parece que está al Sur, así que hasta allí iremos... bueno, iré no se si Anson me seguirá acompañando creo que ya ha hecho suficiente.

viernes, 8 de agosto de 2008

Camino a los Hielos

Empieza a notarse el frío según nos vamos acercando al Norte, estoy tomando esta dirección unida a una caravana de mercaderes, ya que no sería prudente andar yo sola por esta tierra extraña, además aun no domino bien el idioma, que parece ser algún tipo de gaélico.
Me uní a la caravana de mercaderes que se dirige al norte hace unos dos días, no hablo mucho con nadie, pero si presto atención a sus ocupantes, entre ellos hay un hombre, le calculo que debe estar cerca de la treintena, de pelo del color del ala de cuervo y ojos de azul zafiro, una chiva perfectamente recortada, lengua rápida y sonrisa más rápida aún. He de decir que me intriga, es verdad que se comporta como el resto de los mercaderes, charlatán, pagado de si mismo, y además afirma que es "mago", esto último ha hecho bastante para que me pique la curiosidad; además que aunque supongo que me dobla la edad mas o menos a parte de los muchachos que ayudan a a los mercaderes en la caravana es lo más aproximado a mi.

Estoy destrozada de cabalgar, aunque de vez en cuando me subo a alguna de las carretas, pero no estoy acostumbrada a viajar de esta forma... echo de menos mis coches, los hoteles, mi cama... más me vale que deje deautocompadecerme de mi suerte, que así no voy a conseguir nada más que hundirme en la añoranza, y eso sólo sirve para molestar.
Ansón, que así se llama mi "amigo" el mercader, me ha invitado a cenar esta noche con él, cosa que es de agradecer pues yo aquí no tengo dinero y voy por ahí con con unas calzas y un jubón que conseguí al poco de llegar a este lugar, eltop y los vaqueros los tengo guardados en una mochila de tela gruesa y pardusca; menos mal que mis botas aunque un tanto "modernas" si las puedo llevar aquí, al fin y al cabo son de cuero. A ver cuan divertida puede ser la cena conAnsón , lo he estado mirando atentamente pero no creo que sea mago como dice, que es algo... "especial" si, pero no me parece del tipo que hace magia, mas bien creo que solamente es para presumir un poco... si puedo intentaré crear una situación donde pueda provocar que si es un mago realmente utilice sus habilidades.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Ensueños y Memoria

Hay veces que cuando despierto imágenes de los sueños que he tenido vienen a mi, pero no como sueños, son algo más, casi podría decir que la sensación que me dejan es que son recuerdos.
Imágenes de sitios y lugares que no debería conocer, tiempos en los que es imposible que estuviese viva... y al despertar me dejan sumida durante unos instantes en la más completa confusión hasta que poco a poco vuelvo a retomar conciencia de donde estoy y quien soy; aunque a veces este último punto no quede del todo muy claro.

Mas de una vez he soñado que era una niña, de unos cuatro o cinco años, y que vivía en una casa decorada al estilo de los años 50/60s; quizá el detalle más nítido de este sueño fuese una silla de dentista que había en una habitación, la silla era de cuero negro, gastado por el uso, y en la bandeja al lado de ella las herramientas llenas de sangre... nunca he tenido que ir al dentista así que no se de donde pudo mi mente sacar eso.
Otro de los sueños que siempre he tenido es ese en el que algo me persigue; supongo que es un sueño de lo más común, el miedo a que algo innombrable te alcance, por eso corres como si el mismísimo Diablo te pisara los talones, sólo que para alguien normal el sueño no es tan peligroso como para mi, por varias razones, la primera es que estoy segura de que si me alcanza en sueños realmente será como si me hubiera cogido el demonio, la segunda... que intentando defenderme para huir puedo terminar prendiendo en llamas algo... no es la primera vez y no será la última me temo.

La última vez que me pasó algo así no era huyendo exactamente de algo sin forma, esa vez, si que tenia forma y cara, un hombre albino acompañado de un lobo blanco; gracias a él, que se metió en mis sueños hasta que me hizo salir de ellos y darme cuenta de que tanto sueño como realidad en esta ocasión si que eran la misma cosa, me encuentro aquí, en este extraño lugar con mas preguntas que respuestas en la cabeza. Cuando estoy asustada o enfadada suelo recurrir al fuego, lo noto salir al exterior desde lo más profundo de mi ser, cuando noto el calor, el tacto de las llamas que mientras salen de mi no me queman, esa danza y el color... de alguna manera hallo consuelo. Pero me estoy desviando del tema, como decía la última vez que me pasó eso, lo perdí todo, todo lo material que tenia en este mundo... y un hombre me trajo a este lugar extraño, un mundo en algún reino de la Umbra seguramente...

sábado, 28 de junio de 2008

Tierra!

Cuando la niebla levantó el sol apenas había salido, la brisa era fría y me azotaba con fuerza la cara, enfoqué la vista entrecerrando los parpados hasta distinguir entre los jirones de bruma la silueta de lo que parecía ser tierra; me alcé apoyándome con una mano en la borda del pequeño esquife para poder ver mejor y con la otra intentando parar un poco los rayos del sol. Efectivamente, tierra.

El corazón me dio un vuelco, ¿la habríamos encontrado de verdad?; el mar estaba bastante más en calma de lo que había estado en los dos últimos días, ya no rugía furioso, parecía que al fin podíamos pasar.

Aparté la mirada, reticente, como con miedo a que se escapara la imagen que tanto había anhelado ver, y le miré, él también se había dado cuenta; así como el viejo pescador que gobernaba el esquife, y en estos momentos ponía rumbo hacia la Isla.

Avanzada la mañana pudimos contemplar la isla con mayor claridad, una enorme playa de arena de un blanco iridiscente cubría la costa dando poco a poco paso a un frondoso bosque de un verde más verde de lo que había visto jamás que se extendía hacia el este, unos acantilados de piedra negra hacia el oeste coronados por unas murallas casi tan blancas y resplandecientes como la arena de la playa, por fuera de las mismas, unas pocas casas de piedra y madera salpicaban el paisaje, y dentro de ellas se podían ver las torres y tejados de la ciudad. La arquitectura de los edificios no se podía comparar en nada a las creaciones humanas, delicada en apariencia, demasiado esbelta y armoniosa.

A medida que nos fuimos acercando a la playa cada detalle nuevo que descubríamos lo íbamos comentando con asombro. Cuando estuvimos lo suficientemente cerca vimos que un grupo armado montado a caballo se acercaba a la playa, parecía que íbamos a tener un “cordial” recibimiento.